Caminar por la línea que separa esos dos valles es todo un espectáculo, siempre y cuando el viento no sople en exceso, en tal caso deberemos de desistir en el intento. Cruzando la arista se nos abren las posibilidades de conseguir recorridos diferentes, desde el Lariste tendremos acceso a otras cimas, y aunque nosotros cerramos la circular descendiendo por Labrenere también se puede optar por ir al collado de Larraille, de allí bajaremos por el bosque de Lazerque que nos dará paso al valle de Ansabere.
Una de las ventajas de este recorrido es la poca afluencia de gente, son valles y cimas poco visitados muy inmerecidamente. En la época estival suele estar el pastor en la cabaña de Annes guardando un numeroso rebaño de ovejas y cabras. Para todos aquellos amantes de los senderos solitarios esta será sin duda una buena alternativa, ¡¡ probarlo !!.